El mundo cambia rápidamente y cada vez a mayor velocidad. Lo que ayer parecía eterno, hoy es pasado. La velocidad en las transformaciones no solo afecta a la sociedad, sino a la economía, de la que tan indisociable es.
Sectores motor de la economía también pierden fuerza y o bien son substituidos por nuevas áreas de mercado o bien dichos sectores sufren tal transformación que solo mantienen el nombre. Textil, automoción, turismo o el sector sociosanitario, han sido calve en la economía Catalana de la segunda mitad de siglo XX, actualmente o han perdido peso en nuestro PIB, o lo están perdiendo. Las chimeneas de las fabricas de Terrassa son ahora elemento diferenciador del urbanismo egarense pero no base productiva, las antiguas fábricas del ahora llamado 22@, el Poble Nou de toda la vida, han dejado de ser centros fabriles o del metal para ser lofts donde trabajan diseñadores, arquitectos e ingenieros. Hay sectores y profesiones nuevas inimaginables hace tan solo unos años: domóticos, blogers, personal shoppers, head hunters, etc… Es paradójico pero estas personas conviven con cardadores de lana jubilados o afiladores de cuchillos, de que los iban por las calles junto a su moto, pero también junto a profesiones tradicionales revividas como los zapateros o bodegueros. Actualmente medio millón de rusos viajan cada año a nuestro país cuando hace sólo 20 años estos mismos rusos, para viajar a otras ciudades rusas, para visitar a sus padres, necesitaban un permiso policial.
La mayoría de estudiantes que hoy empiezan la universidad trabajaran en empresas que todavía no se han creado, y un 25% trabajaran en sectores que hoy todavía no existen. No sabemos que sectores serán los motores de la economía dentro de 50 años, ni quizás dentro de 50 meses, nuestra única garantía de éxito son los emprendedores. Antes se decía: “la ignorancia es atrevida”, ahora debemos animar a todos a “lanzarse al ruedo” y también exigir a las administraciones que nos lo pongan sino fácil, como mínimo accesible el invertir y crear. Recientemente, escuchaba como el Director General de Hera Holding –una multinacional catalana del sector medioambiental-, Jordi Gallego, ha invertido 100 millones de $ en Canadá para crear una planta que convierte los residuos en gas porque allí ha encontrando unas condiciones más favorables y en cambio en nuestro país ni tan siquiera hay un marco regulador mínimo que permita desarrollar este tipo de negocio. Descorazonador.
Si nos dejan, los jóvenes crearemos sectores de éxito, nos adaptaremos rápidamente al mercado, veremos nuevas oportunidades de negocio e innovaremos sobre la innovación. Pero para que esto sea posible han de cambiar cosas, en la mentalidad de las personas que forman nuestra sociedad, que se forja en casa, en las escuelas, en la mentalidad de la administración que tiene que abandonar la falsa superioridad moral y su voluntad redistribuidora que se convierte en depredadora de recursos, para únicamente favorecer las condiciones para crear mercados cuanto más amplios mejor y con reglas sencillas, globales y de fácil aplicación.
Si queremos ser lideres en España y en Europa, alimentemos la ambición, fomentemos las vocaciones emprendedoras, apostemos por los que arriesgan, aplaudamos a los que con un punto de iluminados destacan, necesitamos revivir el prestigio del antiguo maestro y buscar también ídolos empresariales que junto a Messi, son nuestra única garantía de futuro.
Sectores motor de la economía también pierden fuerza y o bien son substituidos por nuevas áreas de mercado o bien dichos sectores sufren tal transformación que solo mantienen el nombre. Textil, automoción, turismo o el sector sociosanitario, han sido calve en la economía Catalana de la segunda mitad de siglo XX, actualmente o han perdido peso en nuestro PIB, o lo están perdiendo. Las chimeneas de las fabricas de Terrassa son ahora elemento diferenciador del urbanismo egarense pero no base productiva, las antiguas fábricas del ahora llamado 22@, el Poble Nou de toda la vida, han dejado de ser centros fabriles o del metal para ser lofts donde trabajan diseñadores, arquitectos e ingenieros. Hay sectores y profesiones nuevas inimaginables hace tan solo unos años: domóticos, blogers, personal shoppers, head hunters, etc… Es paradójico pero estas personas conviven con cardadores de lana jubilados o afiladores de cuchillos, de que los iban por las calles junto a su moto, pero también junto a profesiones tradicionales revividas como los zapateros o bodegueros. Actualmente medio millón de rusos viajan cada año a nuestro país cuando hace sólo 20 años estos mismos rusos, para viajar a otras ciudades rusas, para visitar a sus padres, necesitaban un permiso policial.
La mayoría de estudiantes que hoy empiezan la universidad trabajaran en empresas que todavía no se han creado, y un 25% trabajaran en sectores que hoy todavía no existen. No sabemos que sectores serán los motores de la economía dentro de 50 años, ni quizás dentro de 50 meses, nuestra única garantía de éxito son los emprendedores. Antes se decía: “la ignorancia es atrevida”, ahora debemos animar a todos a “lanzarse al ruedo” y también exigir a las administraciones que nos lo pongan sino fácil, como mínimo accesible el invertir y crear. Recientemente, escuchaba como el Director General de Hera Holding –una multinacional catalana del sector medioambiental-, Jordi Gallego, ha invertido 100 millones de $ en Canadá para crear una planta que convierte los residuos en gas porque allí ha encontrando unas condiciones más favorables y en cambio en nuestro país ni tan siquiera hay un marco regulador mínimo que permita desarrollar este tipo de negocio. Descorazonador.
Si nos dejan, los jóvenes crearemos sectores de éxito, nos adaptaremos rápidamente al mercado, veremos nuevas oportunidades de negocio e innovaremos sobre la innovación. Pero para que esto sea posible han de cambiar cosas, en la mentalidad de las personas que forman nuestra sociedad, que se forja en casa, en las escuelas, en la mentalidad de la administración que tiene que abandonar la falsa superioridad moral y su voluntad redistribuidora que se convierte en depredadora de recursos, para únicamente favorecer las condiciones para crear mercados cuanto más amplios mejor y con reglas sencillas, globales y de fácil aplicación.
Si queremos ser lideres en España y en Europa, alimentemos la ambición, fomentemos las vocaciones emprendedoras, apostemos por los que arriesgan, aplaudamos a los que con un punto de iluminados destacan, necesitamos revivir el prestigio del antiguo maestro y buscar también ídolos empresariales que junto a Messi, son nuestra única garantía de futuro.
PUBLICADO EN EXPANSION 29/05/09
No hay comentarios:
Publicar un comentario