miércoles, 6 de noviembre de 2013

EMPRENDEDORES INNATOS


Algo sobre lo que se habla y se escribe mucho hoy en día es acerca de si los emprendedores, personas que pese a las adversidades encaran la vida con entusiasmo y determinación, nacen o se hacen. Durante años he leído y escuchado las opiniones de expertos, conferenciantes o empresarios de éxito, sobre cómo se pueden potenciar las aptitudes emprendedoras de las personas desde la escuela, en casa, en el trabajo, etc.

Todos ellos muestran una serie de aptitudes comunes que les describen y diferencian como emprendedores: son capaces de asumir riesgos en su andadura, se muestran insistentes, perseverantes y luchadores para sacar hacia adelante su proyecto, suelen ser personas curiosas que buscan la originalidad, la diferencia y la innovación, por ello también son sumamente creativos y, sin duda, deben ser empáticos y tener don de gentes, para poder vender bien su idea al resto de la sociedad.  

Soy empresario, de los que ha aprendido a emprender a base de carácter, esfuerzo y gracias a una buena formación, pero también soy padre de tres niños. En casa y no en la escuela de negocios es donde he podido comprobar cómo ellos, los más pequeños, son quienes tienen todas esas aptitudes emprendedoras que veríamos en el mejor de los referentes empresariales, de forma absolutamente innata.

Son capaces de asumir riesgos constantemente, ¿Quién no les ha visto tentando su suerte y poniendo los dedos en los enchufes?, siempre intentan subirse a cualquier sitio por alto e inaccesible que parezca y no paran de caerse hasta que aprenden a caminar, porque en seguida quieren alzarse de nuevo para seguir con sus propósitos. Son realmente insistentes, casi incansables y capaces de derrumbar a cualquiera, ¡cuando quieren algo no hay quien les pare! Por supuesto la curiosidad está entre sus características, siempre preguntan el porqué  de las cosas: “¿Esto qué es? ¿Cómo funciona?”. Son infinitamente creativos y son los únicos capaces de pintar algo que todavía no han visto, ¡las paredes de mi casa o el mismo sofá darían buena cuenta de ello! Y definitivamente empáticos, porque los niños son capaces de hacer reír a cualquiera, ablandando el corazón más rígido con tan sólo una sonrisa.

Tras esto sólo me queda una cosa clara, debemos trabajar más para que nuestros pequeños no ‘desaprendan’ esas aptitudes emprendedoras tan valiosas o tendremos que estar formándoles de adultos en lo que les hemos quitado a través de una educación rígida y encorsetada. Ellos son nuestro futuro y esa inversión inicial por fomentar su espíritu emprendedor puede ser clave para determinar quiénes serán los hombres y mujeres del mañana.

 

Cristian Rovira
Vicepresidente Grupo SIFU

Publicado Expansión - 31/10/13
 

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