Con
la llegada de la crisis, hace ya casi siete años, las grandes empresas
cotizadas no solo debían enfrentarse a mercados globalizados, a escenarios
donde internet y las nuevas tecnologías son imprescindibles o a mayor
competencia, sino también a procesos de reestructuración organizativa,
reducción de costes, así como asumir un incremento de los riesgos económicos y legales.
En este proceso la figura de los Consejeros Independientes tomaba cierta
relevancia dentro de los “Gobiernos Corporativos”, pues un perfil externo podía
aportar experiencia y una visión más amplia y objetiva para poder sobrellevar
esta etapa.
Sin
embargo, si profundizamos un poco más en los Consejos de Administración de las
principales sociedades españolas, nos podemos dar cuenta de que la mayoría de estos cargos han nacido en la
primera mitad del siglo pasado.
La
función de estos expertos es la de ayudar a consolidar el futuro de una
compañía aportando valor a los procesos de planificación y decisión estratégica.
En un mundo en continua evolución, cambios vertiginosos y donde la tecnología y
la empresa van cada vez más de la mano, resulta francamente preocupante la
falta de consejeros preparados para afrontar este tipo de retos.
Los
organismos responsables del buen gobierno, del control de la dirección y de preservar
la eficiencia y perdurabilidad de una sociedad, deben ser conscientes de que la
innovación y las nuevas tecnologías, día a día tienen más importancia dentro de
una empresa, por lo que si quieren adaptarse al contexto actual e incluso
posicionarse como corporaciones modernas y avanzadas deben contar con asesores
bien formados en este campo.
Este
perfil debería conocer de primera mano el impacto y repercusión de las redes
sociales, pues hoy el éxito de muchas marcas también se basa en una buena
gestión de sus perfiles online, así
como en su estrategia de posicionamiento y en su capacidad para interactuar y
captar clientes a través de las mismas. Otro ejemplo es la tecnología móvil,
pues facilitar la vida a las personas a través de las aplicaciones supone un
paso imprescindible en toda gran compañía que se precie.
Tan
solo el 3% de los actuales “Consejeros Independientes” de las 25 primeras
empresas del IBEX 35 tienen menos de 64 años. Parece ser que, por ahora, las sociedades
dan más importancia a quienes pueden proporcionar un contrato mañana, que a
quienes resultan pieza clave para sobrevivir los próximos 10 años. Visto lo
visto, o las grandes compañías empiezan a invertir esta dinámica o no les
auguro un futuro muy próspero y duradero.
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