Paradójicamente existe una dicotomía entre la percepción social de un emprendedor y un empresario. Al emprendedor se le asocia con todo tipo de atributos positivos: es dinámico, es joven, arriesga, es innovador, es comprometido ambientalmente, viste fashion, a un emprendedor casi se le asocia a una ONG. Al empresario, en cambio, se le relaciona con todo aquello que la sociedad detesta; viste clásico, le gusta el dinero, trata mal a su personal, aprovecha la crisis para reducir costes y forrarse y otra larga lista de improperios. Craso error.
Seamos claros, un emprendedor es alguien que puede crear un nuevo modelo de negocio, abrir un mercado, comercializar un producto nuevo, pero si su proyecto no evoluciona fracasará, si no adquiere dimensión empresarial sólo será una idea. Además, hay una serie de características que comparten emprendedores y empresarios: una cierta tendencia a asumir riesgos, la voluntad de crear y crecer, la vocación de la perdurabilidad de un proyecto.
Sin emprendedores no hay empresarios, no son dos modelos confrontados, son el resultado de la evolución de un proyecto y de una persona. Inicialmente, un emprendedor tiene unas ideas y tras superar la larga lista de trabas administrativas y financieras que hay en nuestro país, arranca su proyecto, si éste no naufraga, a la larga se convierte en empresario. ¿Por qué? Porque su proyecto gana en solidez, se expande y requiere ser gestionado eficazmente para que la idea se convierta en una empresa sólida, que cree empleo y que se extienda.
Los buenos empresarios además, no dejan de ser emprendedores jamás. ¿Cuántas empresas conocemos que empezaron realizando una actividad y hoy están presentes en infinidad de sectores del mercado? Esto responde a que al frente de esas empresas hay empresarios que son emprendedores, así pues ser emprendedor es una característica definitoria del buen empresario, y a su vez, un buen emprendedor será un buen gestor y por lo tanto un buen empresario.
Ciertamente, la percepción del emprendedor es hoy positiva, a ello han contribuido las imágenes relacionadas con Silicon Valley de los jóvenes fundadores, que desde el garaje de su casa crearon empresas tecnológicas las cuales en pocos años han pasado ha ser valoradas actualmente en miles de millones de $ en bolsa. Ahora es el momento de entender de Lara, Areces, etc…. Antes de empresarios fueron emprendedores y que el mismo reconocimiento que tienen unos se merecen los otros.
Que nadie se confunda, la falsa adulación al emprendedor y la crítica paralela al empresario, lejos de fomentar a los emprendedores los frenará y con la pérdida de emprendedores la sociedad perderá la principal baza de dinamización y progreso económico y social.
Seamos claros, un emprendedor es alguien que puede crear un nuevo modelo de negocio, abrir un mercado, comercializar un producto nuevo, pero si su proyecto no evoluciona fracasará, si no adquiere dimensión empresarial sólo será una idea. Además, hay una serie de características que comparten emprendedores y empresarios: una cierta tendencia a asumir riesgos, la voluntad de crear y crecer, la vocación de la perdurabilidad de un proyecto.
Sin emprendedores no hay empresarios, no son dos modelos confrontados, son el resultado de la evolución de un proyecto y de una persona. Inicialmente, un emprendedor tiene unas ideas y tras superar la larga lista de trabas administrativas y financieras que hay en nuestro país, arranca su proyecto, si éste no naufraga, a la larga se convierte en empresario. ¿Por qué? Porque su proyecto gana en solidez, se expande y requiere ser gestionado eficazmente para que la idea se convierta en una empresa sólida, que cree empleo y que se extienda.
Los buenos empresarios además, no dejan de ser emprendedores jamás. ¿Cuántas empresas conocemos que empezaron realizando una actividad y hoy están presentes en infinidad de sectores del mercado? Esto responde a que al frente de esas empresas hay empresarios que son emprendedores, así pues ser emprendedor es una característica definitoria del buen empresario, y a su vez, un buen emprendedor será un buen gestor y por lo tanto un buen empresario.
Ciertamente, la percepción del emprendedor es hoy positiva, a ello han contribuido las imágenes relacionadas con Silicon Valley de los jóvenes fundadores, que desde el garaje de su casa crearon empresas tecnológicas las cuales en pocos años han pasado ha ser valoradas actualmente en miles de millones de $ en bolsa. Ahora es el momento de entender de Lara, Areces, etc…. Antes de empresarios fueron emprendedores y que el mismo reconocimiento que tienen unos se merecen los otros.
Que nadie se confunda, la falsa adulación al emprendedor y la crítica paralela al empresario, lejos de fomentar a los emprendedores los frenará y con la pérdida de emprendedores la sociedad perderá la principal baza de dinamización y progreso económico y social.
PUBLICADO EN EXPANSION 22/03/10
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