Todos tenemos mitos: cinematográficos, deportivos, personales… Siempre buscamos guías. Nos pasamos la vida buscando modelos de empresarios, de emprendedores, que sin duda nos hacen falta y son necesarios como referencia. No siempre nos damos cuenta que estos ejemplos los tenemos mucho más cerca de lo que pensamos. En realidad vivimos tiempos difíciles que están llenos de héroes anónimos, sin duda a día de hoy es más fácil ser empleado, público o privado, que generador de empleo y estar al frente de uno o varios proyectos. Conozco a muchas personas que están haciendo frente, con valentía, a situaciones adversas de todo tipo: falta de financiación, exceso de conservadurismo fruto de la falta de convicción en salir de la recesión, morosidad que ahoga proyectos viables y un largo etcétera de contingencias. Siempre me pregunto si se nos ha formado para afrontar estas situaciones, si el sistema educativo nos inculca suficiente capacidad creativa y dosis adecuadas de espíritu emprendedor. Es más, observando a los niños, viendo su vitalidad y capacidad de superar retos, he llegado a la convicción que el sistema educativo frena y coarta una capacidad natural de afrontar retos y problemas. Los niños pequeños rebosan energía y entusiasmo. Cuando quieren algo no paran hasta conseguirlo. Los niños asumen riesgos por naturaleza: se suben a cualquier sitio y si se caen perseveran. Son insistentes hasta el final. Los niños son preguntones. No se conforman con cualquier respuesta, siempre están con su ¿y por qué? Los niños pequeños son creativos. Para escándalo de los adultos dejan su impronta y creatividad en paredes, sofás o en cualquier elemento, casi siempre el más insospechado de la casa. Los niños pequeños tienen un gran don de gentes. Son abiertos y afables. Si los niños tienen todos los atributos para ser emprendedores de éxito ¿qué hacemos para que los pierdan por el camino?. ¿Nuestro sistema educativo les mata la creatividad y el espíritu emprendedor? Estamos acumulando grandes dosis de capacidad de asumir riesgos, de afrontar retos, casi nadie los ha pedido, pero ahí están y muchos están demostrando capacidades que van más allá de lo que ellos mismos hubieran pensado jamás. Aprovechemos estas circunstancias adversas, hagamos que la crisis no haya sido en balde, emprendamos ahora reformas en el sistema educativo que favorezcan el análisis de riesgos, que impulsen la toma de decisiones, que animen a bregar con un clima económico adverso. Si así lo hacemos, las generaciones futuras tendrán mayor porcentaje de emprendedores y el conjunto de la sociedad saldrá fortalecida.
CRISTIAN ROVIRA
Consejero Delegado GRUPO SIFU
Expansion 18/03/11
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