lunes, 27 de abril de 2009

EMPRENDER CON SENTIDOS

Hay una norma básica en el mundo de los libros dedicados al conocimiento, a saber, que cuanto más se conoce sobre una cosa, menos libros hay escritos sobre ella; mientras que cuanto menos se conoce, más libros se escriben. El motivo es sencillo: cuanto menos sabemos de algo, más campo hay para la opinión y para lanzar nuevas teorías sobre la materia, mientras que cuando alguien da con la fórmula que explica una situación cesa automáticamente la posibilidad de seguir especulando sobre ello.

El mundo de la emprendedoría sigue siendo un campo fértil para las opiniones y teorías, pues nadie todavía ha dado con la fórmula magistral del éxito empresarial. Así, continuamente se siguen lanzando nuevas teorías. Yo tampoco poseo una fórmula definitiva, así que voy a aportar una idea más que, espero, sirva de reflexión: cuando alguien pregunta qué ha de hacer para crear su propia empresa, me gusta responder que lo único necesario es emprender utilizando los sentidos. Verán, es sencillo.

Aquel que quiera iniciar una aventura emprendedora deberá poseer:

Olfato: el sentido del olfato nos ayudará a seguir los cambios y nuevas direcciones del mercado, percibiendo sus nuevas demandas y nichos de mercado.

Oído: el oído será necesario para estar atento a los inputs que vienen del exterior, para estar permanentemente formado e informado, alerta ante cualquier novedad.

Tacto: un buen tacto nos llevará rodearnos de quien hay que estarlo para poder vincular nuestro negocio allí donde lo necesite, y lo más importante, saber tratar con los trabajadores, la piedra angular de cualquier empresa.

Gusto, o habría que matizar, el buen gusto: nos servirá para tomar acertadas decisiones a la hora de empezar a trabajar y en temas tan vitales como el marketing o la imagen corporativa.

Sentido común: el gran jefe de los sentidos internos nos ha de servir para saber analizar, concretar la información que nos prestan los anteriores sentidos y procesarla de manera adecuada.

Sentido del humor: que nos hará capaces de superar las circunstancias adversas (que no se engañen, llegan siempre incluso en las empresas más exitosas).

Cuantas veces hemos visto personas sin, en principio, formación pero datado de gran sentido común y el llamado “olfato” para los negocios y en cambio personas, en principio dotadas, con gran capacidad y mejor CV que han fracaso por estar faltos de habilidades sociales, liderazgo y sensibilidad. La buena combinación de estos sentidos hacen que no sean necesarias habilidades especiales para ser empresario, sólo hay que estar abierto a lo que nuestros sentidos nos dicen y sazonarlo todo con “sentido emprendedor”.


PUBLICADO EXPANSION 27/04/09