domingo, 27 de noviembre de 2011

CONTRATAR A UN DISCAPACITADO NO ES UNA CUESTION DE CARIDAD SINO DE PRODUCTIVIDAD


C.ROVIRA, CONSEJERO DELEGADO DE SIFU



"Contratar a un discapacitado no es una cuestión de caridad sino de productividad"



El desconocimiento y la desconfianza son los principales factores por los que los empresarios españoles no se deciden a contratar discapacitados.




BEATRIZ GARCÍA




Lo social y la competitividad, dos términos muy difíciles de relacionar a priori, pero que el Grupo SIFU ha conseguido fusionar en un objetivo claro y rentable: ser los mejores en la inserción laboral de personas discapacitadas.


Pasados 17 años desde su creación, SIFU se ha consolidado como la primera empresa española en inserción de personas con discapacidad (física, psíquica o mental). Actualmente, cuenta con una plantilla de más de 2.500 profesionales, de los que un 87% son discapacitados y su función es prestar servicios en sectores como la limpieza, la conserjería o la jardinería.


La Ley obliga a las empresas públicas y privadas, con una plantilla superior a 50 trabajadores, a contratar a un 2% de personas con discapacidad, algo que en España la mayoría de los negocios no cumplen. La desinformación es el motivo principal, porque decidirse a contratar a un discapacitado no es una cuestión de caridad sino de productividad.


Un empleado que puede desempeñar una tarea igual o mejor que un trabajador considerado "perfectamente capaz" y que, además, otorga a la empresa una serie de incentivos fiscales para reducir sus costes de personal, es una opción más que atractiva para el empresario. Cristian Rovira, consejero delegado del Grupo SIFU, ha querido profundizar en este asunto en una entrevista con Libre Mercado.


Pregunta (P): ¿Es compatible maximizar el beneficio y servir a la sociedad?


Respuesta (R): Por supuesto. Desde hace varios años el concepto de la responsabilidad social corporativa (RSC) está siendo utilizado por un gran número de empresas españolas como una forma de gestionar su negocio. Éstas, sin ser obligadas por la Ley, utilizan sus propios beneficios para contribuir a que la sociedad mejore, pero nosotros no hacemos eso, no somos socialmente responsables, somos socialmente competitivos, no tenemos que destinar dinero a obras sociales, nuestro concepto ya es social de por sí. A medida que la empresa crece, conseguimos que crezca nuestra responsabilidad social.


P: Entonces, ¿qué opinas de todos aquéllos que demonizan la figura del empresario?


R: Hay que hacer una distinción entre emprendedor y empresario. Con la crisis, la figura del emprendedor está más valorada que nunca, pero en el caso del empresario todavía hay que cambiar el chip.


La gente sigue pensando que los empresarios españoles tienen cuentas secretas en Suiza, cosa que el 99% de ellos ni tienen, ni conocen. Se cree que al empresario no le supone un problema tener que deshacerse del 10% de su plantilla mañana, y lo cierto es que la mayoría de las empresas son negocios pequeños, donde todo el mundo se conoce y donde despedir solamente a un empleado ya es un auténtico drama. Cuando hablamos de empresarios muchas personas se imaginan que son todos altos ejecutivos o cosas por el estilo, y eso no es la realidad empresarial española.


P: Hace 14 años, cuando tu tenías tan sólo 22 y todavía estabas estudiando ADE (Administración y Dirección de Empresas), decides entrar en SIFU. ¿Por qué?


R: Vi que tenía futuro encontrarle valor a las personas con discapacidad y SIFU era una oportunidad única. Teníamos que aprovechar sus capacidades, que son muchas, en una época en la que España estaba a la cola en cuanto a su inserción laboral.


P: En tan sólo cinco años conseguiste multiplicar por diez la empresa. ¿Cómo lo lograste?
R: Conseguimos que la plantilla creciese mucho. Eso lo hicimos porque, realmente, los discapacitados hacen una labor magnífica y de calidad, el único secreto es darle a cada persona el trabajo que mejor puede desempeñar. Haciendo esto, tenemos un producto muy fácil de vender porque si tu precio es competitivo, el producto que haces es bueno y encima contribuyes a una labor social es más fácil que te den una oportunidad. Cuando ya te han dado esa oportunidad, sólo tienes que demostrar que funcionas bien y si funcionas bien, siempre repiten.
P: ¿Cómo describirías a un trabajador discapacitado?
R: Son gente que valora más el trabajo que se le da porque sabe lo que cuesta conseguirlo. Tienen menos absentismo porque no quieren perder el privilegio que se les ha otorgado, están más satisfechos con el trabajo que realizan porque saben lo que es estar sin trabajar durante mucho tiempo, y todo esto hace que estén más motivados y que los resultados sean mejores.
P: Más del 80% de vuestra plantilla son discapacitados. ¿Cómo contribuyen ellos en la propia inserción de sus compañeros?
R: En todo. Tenemos puestos de asistentes sociales o de psicólogos que están cubiertos por personas con discapacidad. Esto facilita que el resto tenga una formación teórica y práctica, así como una orientación de primera mano hacia el tipo de labor que van a desarrollar.
P: ¿Por qué las empresas son reticentes a la hora de contratar discapacitados?
R: Es un problema de confianza y de desconocimiento. De hecho, casi un 90% de las empresas que contratan personas con discapacidad están satisfechas o muy satisfechas con su rendimiento, por un lado, porque son personas que funcionan y, por otro, porque al contratarlas tienen una serie de incentivos fiscales que hace que para el empresario ese trabajador sea muy competitivo.


P: ¿Cuáles son los beneficios fiscales para las empresas que contratan discapacitados?


R: Tienen una bonificación de la cuota de la Seguridad Social que, según el tipo de discapacidad, puede llegar al 90% (actualmente, el empresario paga el 30% de la cuota). Además, dependiendo de la adaptación al puesto de trabajo o de si se le hace un contrato indefinido hay otras bonificaciones dentro del Impuesto de Sociedades.


P: ¿Qué tipo de discapacitados tenéis en vuestra empresa?


R: Personas con discapacidad física, psíquica y mental. Entre psíquicos y mentales suman más de 600 personas y se encargan de realizar trabajos grupales como la limpieza o la jardinería. De los trabajos más autónomos se ocupan las personas que padecen algún tipo de discapacidad física.


P ¿En qué os diferenciáis de otras empresas del sector?


R: La principal diferencia es que nosotros unimos la responsabilidad social con la gestión empresarial. Muchas de estas empresas vienen de fundaciones o de asociaciones de padres con niños discapacitados que, a pesar de tener la mejor intención del mundo, no tienen la visión empresarial, de gestión y de clientes necesaria para conseguir expandirse.


P: ¿De qué forma contribuyen los discapacitados al crecimiento de las empresas?


R: Además de hacer bien su trabajo, ayudan a que el ambiente interno mejore. Cuando cualquier empleado tiene a una persona discapacitada trabajando a su lado y ve cómo se esfuerza para hacer su labor él mismo también aumenta su rendimiento. Esto produce un efecto motivador dentro de la organización que hace que mejore el clima laboral de la empresa.


P: ¿De qué tipo de ayuda os beneficiáis?


R: Tenemos una bonificación del 100% de la SS por cada trabajador que colocamos.





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PUBLICADO EDICION DIGITAL DE "LIBRE MERCADO" - 27/11/11





jueves, 17 de noviembre de 2011

SIN EMPLEO NO SE PUEDE TENER UNA VERDADERA INSERCIÓN SOCIAL


El consejero delegado de Grupo SIFU opina sobre los retos del próximo Gobierno en cuanto a empleo y discapacidad


Sin empleo no se puede tener una verdadera inserción social

17/11/2011 16:31:19


La inserción sociolaboral del colectivo de personas con discapacidad es uno de los puntos más contemplados en las políticas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE). ‘Compromiso RSE’ ha hablado en exclusiva con Cristian Rovira, consejero delegado de Grupo SIFU, un conjunto de centros especiales de empleo con más de 17 años de experiencia, para conocer cuál cree que debe ser la postura del próximo Gobierno, resultante de las elecciones del 20N, en este ámbito.
Rovira destaca que durante los últimos años, incluso durante la crisis, ha aumentado la contratación de personas con discapacidad, tanto en empresas ordinarias como en centros especiales de empleo.


El Gobierno debe incidir en el cumplimiento de la LISMI. En su opinión, el nuevo Ejecutivo deberá consensuar "estos mecanismos de inserción que evolucionan incluso en épocas de crisis", e incidir en el cumplimiento de la Ley de integración social de minusválidos (LISMI), que obliga a las grandes empresas a contar con un 2% de personas con discapacidad en sus plantillas, "incumplimiento, que actualmente supera al 75% de las grandes corporaciones", afirma.

Para él, “la prioridad del nuevo Gobierno ha de ser el empleo y la economía, y dentro del empleo seguir favoreciendo políticas de empleo de colectivos con especiales dificultades, ya que sin empleo no se puede tener una verdadera inserción social”.


ARTICULO DE OPINION PUBLICADO EN LA VERSION DIGITAL DE "COMPROMISO RSE"


martes, 15 de noviembre de 2011

SIMPLE CONTRA COMPLEJO

En Norteamérica las leyes marcan cuales son los límites del gobierno. La iniciativa y el destino de tu vida queda en manos de cada individuo, la comunidad, la familia y la iniciativa social substituye en gran medida el rol que en Europa damos al gobierno. En Europa las leyes no marcan un límite al gobierno indican cuales son los derechos que tenemos los ciudadanos. El resultado de todo ello es un peso en legislación que se traduce en miles de páginas diarias entre BOE’s y otros diarios oficiales nacionales, autonómicos y provinciales.


La evolución natural de las cosas es hacia su complejidad. En nuestro país contamos con, aproximadamente, 22.000 leyes y sus correspondientes reglamentos y disposiciones adicionales así como libros blancos que nos regulan. Este marasmo legislativo no incluye las ordenanzas, que por docenas, promulgan cada año los 9.000 consistorios españoles. A nivel laboral contamos con 41 modalidades de contratos diferentes. Todo es tan complejo que las empresas pierden una parte de su capacidad productiva, recursos y talento interpretando leyes y pagando a gestores, consultores y asesores. También los directivos de las empresas y los emprendedores derrochan tiempo reunidos con asesores que les distraen de su tarea principal que no es otra que desarrollar su negocio.


Tender a la simplificación será difícil, abrir el camino a conseguirlo y tener voluntad de hacerlo ya sería un inicio. Esto pasa en la administración, pero también en la empresa privada, la sencillez no está tan bien vista en los ámbitos laborales, ni en la sociedad en general. Cuanto más complicado es algo, más esfuerzo parece que hemos puesto cuando normalmente es al contrario.

Tendemos a añadir fases a las cosas en lugar de eliminar pasos y conceptos. Definitivamente el barroquismo se ha apoderado de la arquitectura social, legal, empresarial y administrativa. En nuestro país darse de baja de un servicio tan básico como la telefonía requiere casi de una sentencia del Tribunal Supremo, dar de alta a un hijo en el registro civil, la Seguridad Social, el Ayuntamiento, la Área Básica de Salud y no se sabe cuántos sitios más requiere pedir días de vacaciones. Abrir una empresa, o cerrarla, o trasladarla, o fusionarla incluso requiere legalmente, en algunos casos, anunciarlo en la prensa escrita, previo pago.


¿Qué hacer? Se debe dejar de evaluar a los diputados por su productividad legislativa. A más leyes no significa que sean más trabajadores. Creo que hay que analizar cuantas leyes se podrían derogar y así de paso ahorrarnos decenas de miles de inspectores de normativas inútiles como el número de mesas que puede haber por metro cuadrado en una terraza de bar. Sugiero que no se permita aprobar ninguna ley, sin antes haber derogado dos y que se cree un trámite administrativo simplificado (en este caso sí) que permita derogar una ley de un plumazo.




PUBLICADO EN EXPANSION 15/11/11

miércoles, 28 de septiembre de 2011

UN EMPRENDEDOR EN CASA

Imagínense en casa viendo la televisión y, al inicio de un bloque publicitario, un spot muestra imágenes familiares tomadas en Super8 de un niño que, toma a toma, va creciendo, de fondo se oye el locutor: “Le has dado una educación básica, le has ayudado en la universidad y en aquel máster, y le has echado una mano en la entrada de un piso, y ahora…. ¿qué temes cuando te pide apoyo económico para abrir un negocio?”.
Desearía que muchos de los padres que se ven a sí mismos frente a la televisión, al finalizar el anuncio pensaran para sus adentros que, sin duda, ellos les darían todos los granitos de arena que pudieran para iniciar ese negocio. Sin embargo, tengo la sensación que la realidad es muy diferente: mientras uno de cada tres padres ayuda a sus vástagos con la entrada del piso —según leí recientemente en la prensa—, sólo unos pocos prestan apoyo económico a sus hijos cuando éstos se lanzan a llevar a cabo un proyecto profesional que entraña riesgos.
Abrir un negocio, irse a trabajar al extranjero, aceptar una oferta de movilidad geográfica que nos hace la multinacional en la que trabajamos, son algunas opciones profesionales que implican la misma cantidad de riesgo que la que conlleva la capacidad y el espíritu emprendedor. Todas ellas, vistas en perspectiva, son actividades que seguro enriquecen personal y profesionalmente a quien las lleva a cabo, pero que, no por ello, dejan de entrañar riesgos.
Y, aunque arriesgadas, los expertos confirman que la escasa movilidad geográfica y el bajo porcentaje de jóvenes dispuestos a cambiar de residencia por un empleo, tiene importantes consecuencias económicas. Este dato, además, encaja con el hecho que, en nuestro país, los jóvenes no se van de casa hasta que no han cumplido la trentena y, cuando finalmente dejan el nido, lo hacen para mudarse casi siempre dentro del mismo municipio. Todo ellos corroboran el mensaje, tantas veces repetido cuando nos comparamos con nuestros vecinos del norte: la mayoría de nuestros jóvenes son poco emprendedores y asumen los menores riesgos.
Especialmente en la actualidad, en la que los inmuebles casi nunca tienen el valor por el que se adquirieron, una hipoteca no es garantía de libertad, de expectativas de mejora o de progreso familiar. Salir adelante en el contexto económico vigente reclama compromiso, emprendeduría, movilidad geográfica y funcional, soluciones nuevas y eficientes, esfuerzo y, en cierto modo, algún riesgo.
Es por este motivo que sólo un cambio profundo de nuestra cultura colectiva y mentalidad personal, que tanto los centros formativos como las familias deben impulsar, nos permitirá salir de la crisis. Así que, si al finalizar ese spot de la televisión que te recordaba los viejos vídeos en Super8, entra tu hijo a tomar un vaso de leche antes de irse a dormir podrías decirle: “Lo he pensado bien y, como sé que tienes grandes capacidades, si me presentases una propuesta de negocio te ayudaría a tirarlo adelante”


Publicado en Expansión 28/09/11

viernes, 8 de julio de 2011

CONTROL PRESUPUESTARIO

Creo en la iniciativa social y el mercado, y por lo tanto, me rebelo ante la idea de que los gobiernos son determinantes en el devenir de un país. Pero es evidente que en sociedades, como las europeas, donde el sector público tiene un peso tan importante, los presupuestos pueden marcar de forma decisiva si un país camina en la senda del progreso o de la recesión. La evolución de la economía alemana o la nuestra son ejemplos de lo que digo.
No quiero hoy centrarme en los diversos modelos de políticas públicas, socialdemócratas o liberales, sino en la veracidad y ejecución de los presupuestos que se aprueban. Siempre me he preguntado ¿Si la aprobación de un presupuesto levanta tanta expectación, porque no lo hace la ejecución o desviaciones del mismo?
¿Cuántas veces leemos breves o noticias solo en prensa económica sobre las desviaciones en recaudación o gasto? ¿Cuántas veces deben modificarse los presupuestos o incrementar los impuestos para ajustar dichos presupuestos a la realidad? Solo las reducciones de impuestos, por su excepcionalidad se convierten en noticia.
Creo que deberíamos ser más exigentes con nuestros gobernantes y hacer un mayor seguimiento de la ejecución de las políticas públicas, en especial las presupuestarias. ¿Para qué sirven las leyes? ¿Se aplican? ¿Mejoran la vida de las personas?
Parece que en ocasiones, más de las que creemos es justo lo contrario. Actualmente el Gobierno Catalán está gestionando una Ley Omnibus que tiene que desenmarañar una tupida red de leyes que dificulta la gestión empresarial, y por lo tanto la creación de empleo en Catalunya.
Con los presupuestos ocurre lo mismo. Cuando dichos presupuestos se preparan sobre predicciones más políticas que reales están condenados al fracaso. Cuando se producen modificaciones, la atención de la opinión pública suele ser tan baja que dicha modificación, por incremento de gasto o menos ingresos, sale gratis a los gobernantes.
Las empresas privadas no se examinan cada cuatro años, lo hacen cada día, el mercado y los clientes les valoran con sus decisiones de compra. Las empresas están obligadas a declarar sus ingresos, pagar impuestos de sociedades, depositar las cuentas y un largo etcétera de obligaciones. Si un empresario no paga salarios, realiza un ERE o su empresa sufre un accidente laboral, la sociedad le exige cuentas y responsabilidades. Los gobernantes creen que las elecciones son como un fuego purificador que todo lo limpia o exime. Los gobiernos pueden no cumplir sus cuentas y desde organismos públicos como la Sindicatura de Comptes se quejan, sin éxito, de los pocos medios que tienen para fiscalizar dichas cuentas. Son muchos los ayuntamientos e instituciones públicas que no presentan sus cuentas a la Sindicatura, pero a ellos, tal como bien denuncia la propia Sindicatura, a diferencia de las empresas privadas, no les ocurre nada.


Cristian Rovira
Consejero Delegado de Grupo SIFU


PUBLICADO EN EXPANSION - 08/07/11

lunes, 6 de junio de 2011

EL VALOR DE TENER VALORES

Las noticias sobre la recesión económica que atraviesa el país se han convertido en un sombrío acompañante de nuestros días. En este panorama, las encuestas y estudios que aparecen a menudo en los medios ponen de manifiesto un hecho preocupante. Un elevado porcentaje de nuestra juventud prefiere entrar a formar parte del funcionariado, antes que crear una empresa o bien trabajar por cuenta ajena. Una radiografía reveladora: seguridad frente a emprendiduría; estabilidad frente a innovación. Y a la vista de los datos, parecen muy claras las opciones preferentes.

En este fenómeno es buena parte de la sociedad la que fomenta esta mentalidad funcionarial, que busca un mejor horario, menor jornada laboral, seguridad en el trabajo, mayores beneficios sociales… beneficios que son sustentados por el resto de trabajadores. Y además este cuerpo funcionarial no se rige por los criterios del sector privado. Deberíamos tener los funcionarios más formados, más motivados y más eficientes, que fuesen los mejor preparados quienes accedieran a los puestos de la Administración; pero la realidad es que constituye el colectivo menos valorado en cuanto a eficacia y motivación. ¿No deberíamos pues incentivar que los trabajadores tiren adelante el país creando puestos de trabajo, en lugar de incentivar un funcionariado improductivo e ineficaz?

Lamentablemente, esta actitud se ha visto espoleada por la crisis económica, con la incertidumbre como acicate de la búsqueda de seguridad. Pero debemos reflexionar sobre otra crisis que resulta todavía más grave: la crisis de valores. Competitividad, eficiencia, responsabilidad, espíritu de superación… parecen antiguallas propias de otra época, y esto es lo que resulta realmente preocupante.

La búsqueda de la innovación, el esfuerzo y el compromiso deben ser valores a reivindicar para asentar la recuperación y el futuro, y sobre las que hay que enfocar todos los incentivos. Debemos reclamar una redefinición de los valores que guíen el mercado laboral y la economía en los años venideros, convertirnos en autores de un nuevo guión.

Recientemente, me sorprendió el slogan que los jugadores del F.C. Barcelona lucían en sus camisetas durante la celebración del título de Liga: “el valor de tener valores”. Una frase que concentra la esencia del éxito del trabajo en equipo, de un grupo que ha superado todas las metas con esfuerzo, compañerismo, capacidad de superación y el talento de unos jugadores excepcionales. Ejemplos como este deben ser los que nos inspiren en nuestro trabajo.

Me despido citando unas bellas palabras de Albert Einstein: “la creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura, y que es en la crisis que nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias”. Espero que, de esta difícil coyuntura que estamos atravesando, surjan la ilusión y la creatividad que nos permitan mirar al futuro con esperanza, en el que todos y cada uno de nosotros compartamos una idea poderosa que nos haga esforzarnos en ser un poco mejores cada día: el valor de tener valores.

PUBLICADO EN EL ECONOMISTA - EDICION DIGITAL - 06/06/11


Ver : http://www.eleconomista.es/catalunya/noticias/3133499/06/11/El-valor-de-tener-valores.html

viernes, 3 de junio de 2011

BURBUJA EN 140 CARACTERES

Los últimos meses han significado una eclosión del poder real de las redes sociales y ahora, ya nadie pone en duda, la capacidad de estas plataformas para influir en las personas, sus acciones y sus creencias. A la par de esta escalada, se ha manifestado otra realidad, no tan perceptible en los temas de apertura de los telediarios, pero que también debería preocuparnos sobremanera: el valor de las compañías de la web 2.0 se está multiplicando a un ritmo nada razonable. Entre enero y marzo, Facebook se revalorizó un 30%; a principios de este mes, el buscador ruso Yandex se estrenó en Wall Street con un repunte del 55% y, hace sólo unas semanas, Linkedin se revalorizó un 109% el día de su estrena en el parqué. Ahora es inminente el lanzamiento de algunas de las marcas mayúsculas del sector —Facebook, Twitter o Zynga— y, dentro de ciertos márgenes de imprevisibilidad e incertidumbre, uno intuye que su revalorización está garantizada.
Ante este panorama, más de uno atisba como, más allá del túnel de hormigón, azulejos y alicatados que se ha quedado a medias y que amenaza derrumbe, se abre un futuro esperanzador enmarcado en cajas de texto de 140 caracteres. Así que son muchos los que, en los últimos meses, se han inclinado con fervor sobre el botón de “Me gusta” o en el Retweet y podrían estar contribuyendo a la creación de una nueva burbuja sectorial en el mercado de valores.
Me sorprende a más no poder, primero descubrir estos indicios; luego, ver que aquí y allá, unos y otros, lanzan señales de alerta, y, finalmente, comprobar cómo, impasibles, están contribuyendo a un auge casi desmedido en el mercado del 2.0.
Todos estos prolegómenos me recuerdan el caldo de cultivo de la crisis de las puntocom que estalló en 2001 —y, sin embargo, que parece tan lejana— y, también, de la terrible crisis nacional particular a la que estamos haciendo frente actualmente, fruto del estallido de la burbuja especulativa del mercado inmobiliario español.
Precisamente, el hecho de detectar estos indicios en el contexto económico actual me desconcierta: el fenómeno 2.0 se ha desencadenado cuando, a diario, palpamos los excesos cometidos durante los años de gestación de la burbuja inmobiliaria. Por ello, aunque el auge 2.0 parece focalizado en Wall Street, en un mundo global, parece que todos somos responsables de la creación de una nueva hipotética burbuja especulativa. Sin duda, sería un duro golpe para todos.
Mientras, con cada tweet, con cada ‘alta’ o con cada “Me gusta”, aumenta el eco social de estos medios que ahora, además, han sacado a la calle a miles de personas en toda España, muchos de ellos movidos por la crítica contra los excesos inmobiliarios. Y así como aumenta el descontento, aumenta el potencial de las empresas 2.0.










PUBLICADO EN EXPANSION 03/06/11

jueves, 5 de mayo de 2011

EMPRESARIO POR UN DIA

Ser propietario de un inmueble, ser autónomo o estar a la cabeza de un negocio, en definitiva, hacerse responsable de hacer frente a las facturas, te hace ser consciente del valor de las cosas. Eso es lo que me contaba un amigo que perdió su empleo, capitalizó el paro y, así, de repente, tomó consciencia del valor y de lo que cuesta pagar las facturas. Al convertirse en autónomo supo lo importante que es apagar la luz o el ordenador por la tarde al dejar la oficina o del papel que había malgastado tantas y tantas veces imprimiendo lo innecesario. ¿Cuántas pequeñas cosas podríamos hacer para que el coste de las cosas en el trabajo fuera el adecuado? Muchas, sin duda, concluyó mi buen amigo reconvertido en pequeño empresario.
Antaño, el buen trabajo era reconocido con un aumento de suelo, esa espiral no tenía fin y ahora afecta a la competitividad de las empresas. Elevados salarios conviven con beneficios sociales y de horarios, y hacen imposible la reconversión de muchos negocios que de otra forma serían viables. Hoy el reconocimiento del trabajo se basa en la conservación del empleo. Sobrevivir es vivir, y en eso coinciden tanto trabajadores como empresarios.
También los empresarios, sumidos y superados en muchas ocasiones por los problemas, tienen dificultades para ponerse en el sitio de un trabajador agobiado por el temor de perder, también él, como tantas personas de su entorno, su empleo.
Los sindicatos están mostrando una posición entre poco y nada flexible, alejada de la realidad. No es tiempo de reivindicaciones demagógicas.
En Disney tienen una política de recursos humanos interesante. Todos los trabajadores tienen que pasar por todas las posiciones, desde vestirse de Mickey Mouse, a vender globos, trabajar en un hotel, oficinas, o en un departamento determinado. Eso aporta a los trabajadores una perspectiva global, les permite comprender lo que es la empresa y sus valores y sobre todo les permite ser conocedores del trabajo que hace cada uno, de sus dificultades, de su especificidad y complejidad.
No son tiempos de Dowton Abbey, con una gran brecha que separe trabajadores de empresarios. Son tiempos de comunión de intereses, trabajo conjunto, diálogo entre directivos y colaboradores. Sólo de la comprensión mutua, del intercambio de pareceres y de remar todos en la misma dirección surge la creación de opciones de futuro para las empresas.
El ejercicio de la responsabilidad pasa por la austeridad, el centrarse en la eficiencia, la optimización de recursos y la búsqueda de nuevos clientes y mercados. También pasa por la entrega en el trabajo, por el sentirse propia la empresa y por creer que en las manos de uno mismo y en su trabajo está, en gran medida, la viabilidad de su empresa.
La falta de financiación, la morosidad, la atonía de la demanda no son cosas que pueda cambiar un trabajador ni un empresario. La actitud positiva, el trabajo y el esfuerzo creativo sí, y de ello depende ganar el mañana.

Cristian Rovira
Consejero Delegado de Grupo Sifu




PUBLICADO EN EL ECONOMISTA - VERSION DIGITAL 05/05/11

VER : http://www.eleconomista.es/catalunya/noticias/3042348/05/11/Empresario-por-un-dia.html



lunes, 18 de abril de 2011

ABSENTISMO VS. PARO

Rozamos los cinco millones de parados, sin embargo un millón de personas no acuden diariamente a su puesto de trabajo. El absentismo es una sangría que afecta a la competitividad además de ser una muestra de falta de solidaridad con el resto de compañeros de trabajo que se ven en la obligación de asumir el trabajo del absentista.
Con la crisis y la consiguiente destrucción de empleo, parecía lógico esperar una caída del absentismo. ¿Por qué no sucede? Una falsa idea de solidaridad por parte de los compañeros de trabajo, una tolerancia social inaceptable que aplaude por “lo bajini” al listillo que “vive bien”, la dificultad con la legislación laboral en mano, de aplicar despidos disciplinarios, el coste de los investigadores privados o los costes y duración de los procesos judiciales, son un cúmulo de razones del porque el absentismo no se reduce de forma drástica.
El elevado peso del empleo público en el conjunto de la masa de trabajadores, es otra de las razones. Es obvio que el ritmo al que se trabaja en una PYME no es el de la administración pública. En realidad muchos convenios consagran estas diferencias y establecen ventajas para el personal público en relación al privado, tal como ocurre, por ejemplo si uno compara los convenios de la enseñanza pública con la concertada y/o privada.
El absentismo cuesta millones cada día al conjunto de la sociedad y genera más paro. Los absentistas profesionales son una lacra social a la que estigmatizar y combatir de forma rotunda. Su insolidaridad, su irresponsabilidad y su vagancia son intolerables.
¿Qué hacer frente al absentismo y como combatirlo?
Los casinos tienen listas en las que apuntarse para impedir la entrada de los que lo solicitan, las listas Robinson permiten excluirse de la recepción de correo comercial. Pues bien, ¿Por qué no crear una lista de absentistas que las empresas puedan consultar?
Al igual que uno pierde puntos por exceso de velocidad, debería de no poder presentarse a un puesto de trabajo público si fuera comprobable que es un absentista recurrente.
Es preciso que las empresas retomen la sana costumbre de pedir referencias. ¿Cómo es un trabajador, no solo a nivel de conocimientos técnicos, sectoriales o profesionales sino como es como ser humano? ¿es cumplidor, puntual y buena gente o es un generador de malos rollos y un absentista?
Los geniales Uderzo y Goscini, creadores de Asterix, en una de sus aventuras más celebradas, retrataban a la perfección la figura del “enredador” por excelencia en su obra “La Cizaña”. Una sola persona, retratada como un ser verde y viscoso, conseguía con sus malas artes alterar la convivencia siempre sana y en compañía de la célebre aldea gala.
Pues bien, evitemos la Cizaña, persigamos, ley en mano, al absentista y al igual que se hacen campañas en TV contra el consumo de alcohol, de tabaco, del exceso de velocidad, del dopaje o del consumo de pezqueñines, pongamos en marcha una campaña, en la que todos estemos comprometidos con la persecución del absentismo desde un punto de vista legal, social y laboral.

viernes, 18 de marzo de 2011

Ejemplos cercanos

Todos tenemos mitos: cinematográficos, deportivos, personales… Siempre buscamos guías. Nos pasamos la vida buscando modelos de empresarios, de emprendedores, que sin duda nos hacen falta y son necesarios como referencia. No siempre nos damos cuenta que estos ejemplos los tenemos mucho más cerca de lo que pensamos. En realidad vivimos tiempos difíciles que están llenos de héroes anónimos, sin duda a día de hoy es más fácil ser empleado, público o privado, que generador de empleo y estar al frente de uno o varios proyectos. Conozco a muchas personas que están haciendo frente, con valentía, a situaciones adversas de todo tipo: falta de financiación, exceso de conservadurismo fruto de la falta de convicción en salir de la recesión, morosidad que ahoga proyectos viables y un largo etcétera de contingencias. Siempre me pregunto si se nos ha formado para afrontar estas situaciones, si el sistema educativo nos inculca suficiente capacidad creativa y dosis adecuadas de espíritu emprendedor. Es más, observando a los niños, viendo su vitalidad y capacidad de superar retos, he llegado a la convicción que el sistema educativo frena y coarta una capacidad natural de afrontar retos y problemas. Los niños pequeños rebosan energía y entusiasmo. Cuando quieren algo no paran hasta conseguirlo. Los niños asumen riesgos por naturaleza: se suben a cualquier sitio y si se caen perseveran. Son insistentes hasta el final. Los niños son preguntones. No se conforman con cualquier respuesta, siempre están con su ¿y por qué? Los niños pequeños son creativos. Para escándalo de los adultos dejan su impronta y creatividad en paredes, sofás o en cualquier elemento, casi siempre el más insospechado de la casa. Los niños pequeños tienen un gran don de gentes. Son abiertos y afables. Si los niños tienen todos los atributos para ser emprendedores de éxito ¿qué hacemos para que los pierdan por el camino?. ¿Nuestro sistema educativo les mata la creatividad y el espíritu emprendedor? Estamos acumulando grandes dosis de capacidad de asumir riesgos, de afrontar retos, casi nadie los ha pedido, pero ahí están y muchos están demostrando capacidades que van más allá de lo que ellos mismos hubieran pensado jamás. Aprovechemos estas circunstancias adversas, hagamos que la crisis no haya sido en balde, emprendamos ahora reformas en el sistema educativo que favorezcan el análisis de riesgos, que impulsen la toma de decisiones, que animen a bregar con un clima económico adverso. Si así lo hacemos, las generaciones futuras tendrán mayor porcentaje de emprendedores y el conjunto de la sociedad saldrá fortalecida.

CRISTIAN ROVIRA

Consejero Delegado GRUPO SIFU

Expansion 18/03/11

viernes, 4 de febrero de 2011

Reivindicar con seny

Los expertos en gestión de recursos humanos afirman que cualquier incremento salarial, actúa como elemento motivador sólo durante tres meses, pasado este tiempo, el empleado percibe el nuevo salario como algo habitual, deja de valorar el incremento y siente como la motivación se reduce a los niveles anteriores al aumento salarial. Aún menos motivador es el sistema de incrementos salariales automáticos, aquellos que son fruto de convenio. En estos casos, aún teniendo un salario superior al de mercado, unas condiciones de horario mejores a las de la mayoría y unas prestaciones de un nivel más alto de las que se debería tener, se acaba percibiendo el aumento salarial como algo normal, un derecho adquirido a partir del cual, evidentemente, se mejorará en la negociación al año siguiente. En el ámbito público, las reclamaciones salariales suelen ser especialmente conflictivas por los dos actores que en ellas se encuentran inmiscuidos: por una parte, los políticos, que son sensibles a la presión social y administran un dinero que no es propio; y, por otra parte, los trabajadores, que no son siempre conscientes de la procedencia del dinero y esfuerzo de aquellos que lo han generado. Esto última significa que estamos hablando de dinero procedente de los impuestos de los ciudadanos y empresas, mayoritariamente PYMES. Sólo analizándolo desde esta óptica pueden entenderse situaciones como las provocadas por los controladores el pasado puente de diciembre y más recientemente, por los maquinistas de Renfe o los conductores de autobuses de la TMB, por poner un ejemplo de trabajadores vinculados a un servicio tan básico como el transporte de personas. También habría casos en otros ámbitos sectoriales y, por ejemplo, los trabajadores de la Fira de Barcelona están amenazando con la convocatoria de huelgas en un momento tan delicado como el de la adjudicación del Mobile Congress, en el cual tanto dinero y tantos puestos de trabajo están en juego para la ciudad de Barcelona. Las exigencias fuera de lugar, además de no favorecer a los trabajadores, generan paro y perjudican de forma clara a aquellos que dicen defender. Las huelgas de celo, como las que vivimos, o las huelgas desproporcionadas, lo único que hacen es perjudicar a un porcentaje importante de la población y alimentan una espiral que no tiene fin. Los sindicatos deben aplicar el seny necesario y los dirigentes políticos, la firmeza precisa frente a chantajes inadmisibles. Esta es la clave para lograr parar este atropello. Faltará entonces un esfuerzo todavía mayor para que las condiciones laborales de estos colectivos sean las justas y objetivas en un entorno económico como en el que nos encontramos. Cristian Rovira Consejero Delegado GRUPO SIFU

EXPANSION 04/02/11

jueves, 20 de enero de 2011

RESPONSABILIDAD SOCIAL COMPETITIVA


Llenarse la boca del término Responsabilidad Social Corporativa (en adelante RSC) o crear un departamento de RSC dentro de la empresa no es garantía en si mismo de nada.
En excesivas ocasiones se confunde marketing, comunicación o una acción solidaria concreta con RSC. Es un error. Una acción puntual no conduce a nada ni reporta nada ni a la empresa ni a la sociedad. Así que, para centrar de forma concreta que es RSC veamos cuáles son, según Manuel Carneiro, experto en RSC, los cinco elementos clave de la misma:
• Relación con la comunidad más cercana
• Diversidad en el trabajo
• Relación con los empleados
• Desempeño ambiental
• Respeto por los derechos humanos
• Prácticas empresariales éticas
• Seguridad en los productos y servicios comercializados
Para el autor de este listado todas las empresas pueden desarrollar programas de RSC, aunque algunos sectores sólo lo podrán hacer parcialmente porque no podrán atender los cinco aspectos citados. Estos sectores son:
• Juego, bebidas alcohólicas, armamento, energía nuclear y tabaco.
Una vez contextualizado que es la RSC cabe preguntarse qué pueden esperar las empresas y la sociedad de los programas de RSC y lo que es más importante: cómo se pueden evaluar y cómo pueden ser un elemento de
competitividad de la empresa.
Vaya por delante que yo soy de los que creo que éste es un aspecto que hay que legislarlo cuanto menos mejor y que no puede convertirse en una excusa más para que la administración intervenga en las cuentas y las gestión de las empresas. Creo, además, que la regulación es innecesaria dado que las empresas que no apliquen de forma correcta la RSC serán descartadas por el propio mercado.
Cada día, con más fuerza, los consumidores tienden más a comprar valores y no productos. Difícilmente nadie aceptará un cosmético que sea el resultado del tráfico de placenta o un medicamento que se sepa que se ha experimentado para su perfeccionamiento con población del Tercer Mundo.
La gente exige un comportamiento global ético y premia a las firmas que son competitivas en calidad y en precio pero también en valores compartidos por el conjunto de la sociedad.
Las empresas son conscientes de esta realidad y demanda social, primero fueron las grandes corporaciones pero poco a poco, de forma capilar, la RSC se ha ido adentrando en las empresas medianas y PYMES. Una asignatura
pendiente no es sólo que llegue a todo tipo de empresas sino que las mismas tengan un método que haga que sus políticas de RSC sean útiles tanto para la empresa que las lleva a cabo, como para el entorno social de la misma.
La profesionalización del cargo del responsable de RSC, que hoy es aún utópico, en muchos casos será una realidad en el mundo de nuestros hijos como otras figuras inimaginables hace unos años como el director de Comunicación quien se ha convertido en una realidad indiscutible dentro de la empresa.
Si bien es cierto que todo esto es hoy bastante obvio para todo el mundo, también es verdad que frente a un crecimiento de un 58% en inversión en RSC en España entre los años 90 y el año 2000, -según datos del gabinete de estudios del BBVA-, otros estudios más recientes llevados a cabo por la prestigiosa escuela de negocios ESADE ponen de manifiesto que la crisis también afecta a las inversiones de responsabilidad social corporativa y que desde 2008 las partidas dedicadas a la implantación de estas políticas en la empresa han decrecido.
Es, pues, evidente que si las empresas no interiorizan los principios de RSC en todos sus departamentos, como ya han hecho por ejemplo con Prevención de Riesgos Laborales acabarán siendo condenadas al ostracismo.
Me atrevo a aconsejar a cualquier empresa que emprenda programas de RSC.
Si bien no hay estudios fiables de cuál es el retorno económico de ponerlos en marcha, sí está claro qué pasa cuando las empresas no tienen un componente de compromiso ético y social. Los casos Enron o Lehman Brothers, esta última con 158 años de actividad financiera a sus espaldas, son ejemplos claros de que sin componente ético y social, o sea sin RSC, no hay futuro para ninguna empresa.
¿Quién no recuerda la magnifica película de Erin Brockovich donde al final las malas prácticas de una empresa pesan más que el empleo que dio a miles de personas durante años?
Poner en marcha un plan de RSC no implica cambiar la empresa de pies a cabeza, eso sí, es preciso analizar qué se hace ya actualmente que cumpla con parámetros de RSC y ordenar las acciones para irlas implantando en el tiempo. Más allá del retorno económico en ventas y la satisfacción por el trabajo bien hecho, no hay duda que otro elemento que aporta una correcta política de RSC es el incremento del valor de marca de la firma, a fin de cuentas el más importante de las activos de una empresa –junto a su personal- en un mundo tan cambiante como en el que nos encontramos.
El objetivo es que la empresa se impregne de los principios de RSC en todos sus departamentos, si bien eso requiere esfuerzos económicos también a la larga, una vez metabolizados por la organización, no implica más que estar alerta de los cambios sociales y de Management que rigen el Mundo de hoy.


Responsabilidad Social Competitiva
Cristian Rovira,
Consejero delegado de Grupo SIFU




Publicado Enero 2011


jueves, 13 de enero de 2011

CONSELLERS MÁS ACCESIBLES

Los estudios de opinión ponen de manifiesto que la sociedad denosta a los políticos profesionales y aplaude la incorporación de personas ajenas a la misma a la actividad pública. En este sentido el nuevo Gobierno de Artur Mas ha tenido el acierto de incorporar a las áreas de economía y justicia personas procedentes del mundo profesional. No hay ninguna duda que un político que ha tenido que gestionar, pagar nóminas, contratar, afrontar retos es alguien que puede aportar a la gobernación y al conjunto de la sociedad más que alguien que solo se ha dedicado a escalar posiciones en el escalafón del partido. Uno siempre puede aprender a ser político, a sobrevivir en la dura competitividad por un cargo y a aguantar las cuchilladas de enemigos y amigos -un político siempre debe tener presente la frase del inolvidable Gila “agáchate que vienen los nuestros”- pero lo que un político no puede incorporar a su bagaje y currículum es la experiencia de haber vivido la vida real. Creo que una segunda característica demandable a un gestor público es la de tener voluntad de ser ave pasajera y tener siempre los objetivos claros. Si el único fin del ejercicio del gobierno es mantenerse en el mismo, el fracaso a nivel de resultados será mayúsculo. Para mi nombres como Mena, Fernández Bozal, E. Sánchez, B. Riuz, etc… al frente de Consellerías y Secretarías son una esperanza. Son gente que ha sido emprendedora, que arriesga al asumir responsabilidades en momentos de extrema dificultad económica y social. Los romanos, cuando un general ganaba una batalla y desfilaba entre vítores por el centro de la capital Imperial, iba acompañado por alguien que les cuchicheaba a la oreja “recuerda que eres mortal”. Pues bien, a nuestros Consellers hay que decirles lo mismo, que sean innovadores, arriesgados, que no se dejen llevar por la inercia del río de la burocracia y la administración. Pero hay también algo en lo que podemos mejorar y que es fundamental. Me refiero a la relación y contacto entre Consellers y su estructura y las empresas. Existe una distancia creciente, muchas veces duele comprobar como esta distancia, además, es más grande en Catalunya que en otros lugares de España. El protocolo político es excesivamente fatuo, la distancia con las empresas, los directivos, los cuadros intermedios, los trabajadores les aleja de la realidad. Giscard d’Estaing se hacía invitar por franceses corrientes a cenar y dormir a su casa, espero que en esta nueva etapa los Consellers pisen empresas, nos necesitamos mutuamente. Cristian Rovira Consejero Delegado Grupo Sifu

EXPANSION - 13/01/11