lunes, 22 de noviembre de 2010

EL DIA DEL AUTONOMO

El 99% de las empresas son el resultado de la iniciativa de una persona, que se convierte en autónomo y se pone a trabajar en una idea o proyecto; de hecho la inmensa mayoría de las empresas oscilan entre la unipersonalidad y los cinco trabajadores. Ser empresario o trabajador individual no depende del tamaño de la empresa, del número de trabajadores o de la facturación, sino de la mentalidad del autónomo. Uno puede, en definitiva, ser autónomo con vocación de emprendedor o ser autónomo con vocación de trabajador, ambas posiciones son respetables pero la evolución de unos y otros será diametralmente distinta.

Para el autónomo con vocación de empresario, si el proyecto supera la infinidad de trabas iniciales y consigue hacerse un pequeño hueco en el mercado, es entonces cuando le surgirá la segunda gran decisión tras la de constituirse como autónomo: ¿Contrato a alguien más? Esta decisión, es una de las más importantes a tomar en la vida de un empresario. Si se opta por contratar, significa que se tiene poca aversión al riesgo, no sabe donde puede llegar, incluso puede convertirse en una multinacional. Arriesgar, con consciencia, eligiendo bien a los compañeros de viaje, siempre es una decisión acertada incluso si se cometen errores. Si por el contrario no se contrata, por temor, por trabas fiscales y/o administrativas (enfrentarse hoy en día a un gestor es de las cosas más complicadas que hay) o por un exceso de conservadurismo en la toma de decisiones, se pierde una gran oportunidad y se acabará poniendo en peligro la viabilidad del proyecto.

Es por ello, que al conjunto de la sociedad, nos interesa favorecer que los autónomos den un primer paso y se lancen a contratar a su primer empleado, ¿cómo? con ventajas fiscales, con bonificaciones en las cuotas de la seguridad social, con menos trabas para la desvinculación, por si la experiencia no funciona. A corto plazo quizás suponga menos ingresos para la hacienda pública pero a medio plazo es el tejido empresarial el que sostiene a las naciones y con ellas a sus estructuras gubernamentales y redes de protección social.

Esto lo han visto claro en Alemania, con un estatuto especial para el microempresario y en el Reino Unido donde se están tomando medidas para reconducir personal de la administración hacia el mercado laboral privado. En Catalunya, hasta ahora, no hemos tenido la misma visión, cuando hicimos el nuevo estatuto del autónomo se quedó corto ¿Cuánto tardaremos en darnos cuenta de los beneficios que tienen este tipo de medidas?

El autónomo es un buscavidas, la antítesis de una clase pasiva. Es una figura sugerente que debemos relacionar con valores como el trabajo, el riesgo, el sacrificio, el esfuerzo. Es una persona que huye de la autolamentación y que ofrece una alta productividad. Al igual que hay días de reconocimiento, homenaje y recuerdo, todos ellos muy justos para muchas figuras profesiones y personales, es preciso poner al autónomo como ejemplo del conjunto de la sociedad. Quizás instaurar un Día del Autónomo, que no sea festivo, sino por ejemplo libre de impuestos, o libre de leyes reguladoras, sería también una forma de homenaje y reconocimiento.


PUBLICADO EXPANSION 22/11/10

viernes, 22 de octubre de 2010

FUNCIONARIOS

Históricamente existía la figura jurídica del resignatio in favore, consistía en que un funcionario al jubilarse o fallecer cedía su cargo a un hijo o familiar. Las cosas, afortunadamente, han cambiado mucho, pero no del todo. La administración se ha modernizado, las nuevas tecnologías permiten realizar infinidad de gestiones sin sufrir el consabido “vuelva Vd. mañana”, pero sigue habiendo en la administración una actitud por parte de algunos y un ambiente que hace que tengas la sensación de que las tornas se han invertido, o sea, el funcionario no está al servicio del ciudadano sino que los ciudadanos vamos a la administración atemorizados y con sensación de ser maltratados.

También en la empresa privada hay ciertas actitudes que de forma despectiva son tachadas por todos como “tener actitud de funcionario”, para ser sinceros es una situación que afecta en especial a grandes corporaciones y al mundo financiero pero que podemos encontrar en cualquier empresa.

Comportarse como un funcionario es asimilado a ser un escaqueado, a alguien que se limita a cumplir su horario sin ningún tipo de aportación creativa a su empresa. Es quizás un calificativo injusto hacia infinidad de personas que, vocacionalmente, realizan una gran labor en el ámbito de la administración pero no deja de reflejar la sensación que muchos tenemos que el personal de las administraciones públicas en gran medida tiene una actitud y una ventajas laborales a nivel de horario y prestaciones sociales muy superiores a las de las personas que trabajan en el mundo privado.

Comportarse como un funcionario no afecta solo a la administración pública, afecta –y además percibo- que de forma creciente a la empresa privad. La palabra funcionario ha dejado de ser un nombre para pasar a ser un adjetivo calificativo de cierta actitud en el trabajo. Personas que se aíslan, que no se adaptan a los nuevos retos de un mercado cambiante, que viven de la generación de rumores, dimes y diretes son el cáncer de una empresa. Su actitud, supone un agravio para los trabajadores comprometidos y acaba implicando un deterioro del clima laboral. “Si Pepe no hace nada, para que voy a esforzarme yo?” se acaban planteando los compañeros de los trabajadores funcionarizados.

No hay duda, en tiempos de crisis, como los actuales, se ha reducido de forma drástica el absentismo laboral. Ahora llega el momento de conseguir un cambio de actitudes, poner en evidencia a aquellos que dentro de las empresas se comportan como funcionarios. Hay que concienciarlos, en coyunturas complejas como la que nos ha tocado vivir, solo el trabajo conjunto nos permitirá salir adelante y conservar nuestro empleo.

Por su parte la administración tiene que ser más exigente consigo misma. En California ante la falta de recursos, el gobierno del estado ha cerrado un montón de servicios públicos, y despedido al personal. Más cerca Alemania ha despedido por primera vez a 40.000 funcionarios. Los que se comportan como funcionarios en la empresa privada o cambian o perderán su empleo, esta en juego la supervivencia de otros empleos. En la administración pública, a su vez, deben cambiar por muchas razones, principalmente porque administran dinero ajeno.

El día que un mal trabajador de una empresa privada deje de ser tildado de funcionario se habrá producido la verdadera modernización de la administración pública de la que tanto se llenan la boca nuestros políticos.


PUBLICADO EXPANSION 22/10/10

jueves, 30 de septiembre de 2010

CAPITAL RIESGO

De todos es sabido que el número de patentes, o sea, de innovaciones, tiene que ver de forma absoluta con el grado de desarrollo de un país y las oportunidades que éste genera para su población. O dicho de otro modo, a menor innovación, menor número de emprendedores, menor desarrollo económico y social.

En España se llama capital riesgo al dinero invertido en participaciones de pequeñas o medianas empresas de forma temporal, en Estados Unidos a esta forma de inversión se le llama capital aventura, la diferencia no es sólo semántica.

Esta diferencia de terminología dice mucho del enfoque y de la cultura de cada país. Mientras en USA, la imagen del inversor es valorada positivamente y se relaciona con cualquier persona con ganas de ayudar al emprendedor y de dedicar sus ahorros a ello, obteniendo un beneficio licito, aquí la figura del inversor tiene una imagen más relacionada con el especulador. En general es triste pero cierto, tener afán de invertir, de prosperar o ganar dinero no es visto positivamente por la sociedad, excepto cuando le sucede a uno mismo. Estamos frente a una doble moral que hay que erradicar.

Debemos cambiar la mentalidad, es preciso promover un profundo cambio cultural. Cuantos más inversores haya, cuanta más gente o corporaciones quieran ayudar a los jóvenes que empiezan y aventurarse en un negocio no convencional y más se extienda la idea de invertir capitales, echando, a la vez, un cable a los nuevos, más personas a su vez se atreverán a lanzarse a realizar negocios, a crear proyectos. Unos alimentan a los otros. La situación económica actual, ha creado muchas vocaciones empresariales: suelen ser personas de gran valía que siempre han trabajado por cuenta ajena y que por muy diversos motivos se han visto forzados a plantearse el ser emprendedores y empresarios, ayudémosles¡¡

Es paradójico que los inversores se quejen de que faltan proyectos atractivos en los que invertir y que, por su parte, los emprendedores pongan de manifiesto que la falta de financiación y crédito es un freno. ¡Hagamos que haya más oportunidades en ambos lados y que éstos se encuentren¡

A unos, los innovadores, hay que decirles que crear, innovar o emprender, puede significar el fracaso, pero también la satisfacción de haber luchado y soñado con conseguirlo. Siempre será mejor el fracaso a la frustración de tener la convicción futura de que no hiciste nada fuera de lo común.

Por otro lado, al triunfador, a la primera, la segunda o la tercera intentona hay que hacerle un llamamiento: debe recordar cuales fueron sus dificultadas iniciales, los sinsabores y las faltas de apoyo.

Es el momento de buscar a esos innovadores, emprendedores, creadores y apoyarlos. Unos y otros, emprendedores e inversores son las caras de la misma moneda. Es su momento, son necesarios para todos


PUBLICADO EXPANSION 30/09/10

miércoles, 9 de junio de 2010

SUPERA TU CRISIS

Hay preguntas de cortesía que se han convertido en comprometidas. Hasta hace poco, al encontrarte con alguien preguntabas : ¿cómo va todo?, ahora, desde hace un tiempo, preguntamos : ¿cómo va la crisis?, la respuesta es casi siempre muy similar: la cosa está fatal, a ver si sobrevivimos, etc….

De vez en cuando alguien nos dice que no le va tan mal. No es fácil encontrarlos porque además, en nuestro país, si triunfar siempre ha sido fuente de envidias, en la actualidad te convierte en sospechoso de casi todo. El optimismo está en desuso. Bien, pero volvamos a nuestro feliz amigo al que las cosas le van bien. Tras la sorpresa inicial por su intrépida respuesta, le preguntamos: ¿qué has hecho?

Ahí también las respuestas suelen ser bastante estándar: están los visionarios que acertaron a ver llegar la crisis y han cambiado de sector o han reducido a tiempo su estructura. Están los que han tenido capacidad financiera y han reforzado su línea de I+D para ser más competitivos. Están los que se han internacionalizado a mercados menos paralizados que el nuestro y los que han sido comercialmente muy agresivos y han lanzado nuevos producto. Son, todos ellos, gente admirable de la que tenemos que aprender; aprender que al parecer, no es obligatorio ni una condena inapelable estar en crisis.

Más allá del buenismo de la campaña “estoloarreglamosentretodos” es bien cierto que la crisis y su superación dependen en gran medida de un estado de ánimo colectivo que construimos todos y cada uno de nosotros. Eso nos lo enseña bien el próximo Mundial de fútbol, según un estudio de una prestigiosa consultora, se considera que el país que gane la Copa del Mundo su PIB en 2010 crecerá cerca de medio punto más de lo previsto. Ese crecimiento no vendrá solo del turismo o la ola de simpatía que el país genere, sino sobre todo del estado euforizante que un acontecimiento así tiene para los ciudadanos de un país y que los efectos de ese estado de ánimo para la economía, son indudables.

Así pues, podemos afirmar que en la medida en que cada uno de nosotros supere su crisis, nos ayudará a todos a hacerlo en conjunto. Sólo venceremos esta situación, si cada uno de nosotros remontamos nuestro estado individual, todos, empresarios, trabajadores, funcionarios, jubilados debemos superar la nuestra para volver de nuevo a la senda del crecimiento. En muchos casos, las circunstancias personales hacen difícil llevar a cabo esta máxima, soy consciente de ello y por eso tengo una receta que implica a varios actores. A los medios de comunicación económicos, como éste, hemos de pedirle que publique en grandes titulares las buenas noticias. Propongo crear una página en la que las empresas que contraten a alguien salgan reconocidas diariamente. Al Gobierno y agentes sociales, exigirles que pacten ya la reforma laboral, eso dará esperanza a miles de personas que creerán que sí es posible encontrar un empleo. A los empresarios, quienes deben hacer un esfuerzo en su autoestima, eran buenos hace cuatro años y lo son más hoy con la experiencia a cuestas de estar gestionando una crisis como esta a la que los americanos llamarían “la madre de todas las crisis”. A los emprendedores, quienes tienen que ser inconscientes, dejarse seducir por el riesgo, y a partir de ahí administrar y actuar con tino y prudencia, que ambas cosas son compatibles ¡¡


PUBLICADO EXPANSION 09/06/10

miércoles, 12 de mayo de 2010

EMPRENDER O MORIR

El año pasado se crearon en Catalunya algo menos de 15.000 empresas, un 25% menos que en el año anterior y desaparecieron algo más de 5.000, un dato que incrementó de forma considerable en relación al año anterior. Detrás de la fría estadística hay la angustia, las esperanzas y los problemas cotidianos que viven miles de personas, autónomos la mayoría de ellos, y trabajadores que ponen la ilusión en un trabajo, en una empresa nueva o viven en primera persona el cierre de un negocio.

La tupida red empresarial de PYMES es un rasgo característico de Catalunya. Datos de un estudio del Colegio de Economistas ponen de manifiesto que en Catalunya tenemos más empresas, afortunadamente, que entre Finlandia, Noruega o Dinamarca juntas o el doble que países de la importancia de Bélgica o Suecia. Eso sí, nuestras empresas son muy pequeñas en comparación a los países de nuestro entorno, sólo un 22 % factura más de un millón de € por un 57% en Dinamarca o 40% en Bélgica.

La vida media de una empresa en Catalunya es de diez años, por lo cual es imprescindible, para poder salir de la actual situación económica, impulsar lo que podríamos denominar una “tasa de reposición” de creación de empresas que nos permita hacer crecer el número de empresas que se crean en nuestro país por encima del número de empresas que desaparecen. Obviamente si además las empresas creadas son en sectores de interés e innovadores tanto mejor, pero lo primero es crear las condiciones para fomentar vocaciones empresariales y facilitar el camino a los emprendedores. Es el camino para crear empleo.

Kenneth Paul Morse, del centro de Emprendedores del MIT, afirmaba hace poco que en California se precisaban 20 $ y 20 minutos para crear una empresa, aquí esto suena a ciencia ficción. Las tan anunciadas ventanillas únicas chocan contra el celo de las administraciones por controlar sus propias competencias: seguridad social, hacienda, administración local y autonómica hablan lenguajes y tienen recorridos administrativos distintos –excepto para cruzar datos de hacienda-, no hablemos ya de la imposible coordinación entre administraciones autonómicas.

Se ha avanzado algo en los últimos tiempos; a nivel de imagen, los emprendedores estamos de moda, todo el mundo busca fotos con nosotros. Ahora hay que dar pasos para pasar de la imagen a la realidad. Crear condiciones económicas, pero sobre todo reconocer socialmente la labor del emprendedor es una misión en la que la administración y los líderes sociales tienen un papel vital.

Muchas de las empresas que han desaparecido no se volverán a constituir pero se debe hacer todo lo posible para que surjan nuevas empresas y no cortar las alas a los emprendedores. Y es que en las manos de los emprendedores está en gran medida nuestro futuro.


PUBLICADO EN EXPANSION 12/05/10

lunes, 19 de abril de 2010

¿RESTRICCION PARA TODOS?

La prosperidad de los últimos años nos llevó a la convicción engañosa de que el progreso era inexorable, que las cosas mejoraban por el arte de “birlibirloque”. A las empresas nos ocurría lo mismo: años tras todo iba a más, los beneficios crecían y las condiciones de trabajo que se ofrecían, salario incluido, no paraban de incrementarse marcando una espiral inflacionaria en la que al final el candidato a un puesto de trabajo era el entrevistador y el empresario el entrevistado para ver si era el elegido por el imberbe candidato.

Desde fines de 2007, y de lleno en 2008, 2009 y lo que llevamos de 2010, en las empresas nos hemos dado de bruces con la realidad. El optimismo patológico que nos había invadido era equívoco, nada mejora por sí mismo, como ya se comprobó en la decadencia que asoló Europa tras la caída del Imperio Romano y que duró 10 siglos. Las empresas nos hemos dado cuenta de que las vacas gordas se han acabado. El vender más que el año anterior es una utopia, con igualarlo ya nos damos por satisfechos, hemos cambiado la cultura del crecimiento por la cultura de la supervivencia, el mercado nos ha obligado a ello.

En definitiva las “vacas gordas” llevan tiempo a régimen, pero no todo el Mundo está haciendo la misma dieta. Las empresas se han apretado el cinturón y se adaptan a la realidad, las familias también. ¿Está haciendo lo mismo la administración? Aparentemente no lo parece. El déficit público crece, este dato - que en general llama poco la atención porque queda lejos de la vida cotidiana de cualquiera - significa que las próximas generaciones pagarán el gasto de las administraciones de hoy. Algunas inversiones previstas en el llamado Plan Zapatero son ruborizantes, cableados y obras realizadas en 2009 ya están en revisión en 2010. El mantenimiento de muchas de esas obras es hoy inviable o implica más deuda. La administración reduce su oferta de empleo público, eso sólo significa que modera el crecimiento del gasto corriente que al fin sigue creciendo justo en el sentido contrario al de las empresas, pero la administración no cierra agencias, no realiza ERE’s en sus empresas públicas creadas en muchos casos para sortear la legislación en materia de contratación de las administraciones públicas, impulsada paradójicamente por aquellos que aprobaron dicha legislación. Las administraciones, en tiempos de crisis como el actual, han perdido el sentido para el cual fueron creadas: el servicio público. Hoy están concentradas en el objetivo de mantener contra viento y marea su estructura excesiva e innecesaria y lo hacen por la vía de buscar ingresos atípicos: multas, sanciones, inspecciones, incremento de tasas e impuestos.

Todo esto debe terminar, quizás no haya que llegar a la situación de California, donde el estado, en bancarrota, amenaza con sacar a la calle a miles de presos por falta de recursos para mantenerlos, entre ellos a personajes tan despreciables como Charles Manson. Pero no hay duda que el número menguante de empresas no podemos mantener el tren de vida ni el volumen de gasto de las administraciones. Ellas también deben entrar en el época de “vacas flacas” si quieren que las empresas salgamos de la crisis y empecemos a contribuir al crecimiento.




PUBLICADO EN EXPANSION 19/04/10

lunes, 22 de marzo de 2010

IMAGEN DEL EMPRESARIO

Paradójicamente existe una dicotomía entre la percepción social de un emprendedor y un empresario. Al emprendedor se le asocia con todo tipo de atributos positivos: es dinámico, es joven, arriesga, es innovador, es comprometido ambientalmente, viste fashion, a un emprendedor casi se le asocia a una ONG. Al empresario, en cambio, se le relaciona con todo aquello que la sociedad detesta; viste clásico, le gusta el dinero, trata mal a su personal, aprovecha la crisis para reducir costes y forrarse y otra larga lista de improperios. Craso error.

Seamos claros, un emprendedor es alguien que puede crear un nuevo modelo de negocio, abrir un mercado, comercializar un producto nuevo, pero si su proyecto no evoluciona fracasará, si no adquiere dimensión empresarial sólo será una idea. Además, hay una serie de características que comparten emprendedores y empresarios: una cierta tendencia a asumir riesgos, la voluntad de crear y crecer, la vocación de la perdurabilidad de un proyecto.

Sin emprendedores no hay empresarios, no son dos modelos confrontados, son el resultado de la evolución de un proyecto y de una persona. Inicialmente, un emprendedor tiene unas ideas y tras superar la larga lista de trabas administrativas y financieras que hay en nuestro país, arranca su proyecto, si éste no naufraga, a la larga se convierte en empresario. ¿Por qué? Porque su proyecto gana en solidez, se expande y requiere ser gestionado eficazmente para que la idea se convierta en una empresa sólida, que cree empleo y que se extienda.

Los buenos empresarios además, no dejan de ser emprendedores jamás. ¿Cuántas empresas conocemos que empezaron realizando una actividad y hoy están presentes en infinidad de sectores del mercado? Esto responde a que al frente de esas empresas hay empresarios que son emprendedores, así pues ser emprendedor es una característica definitoria del buen empresario, y a su vez, un buen emprendedor será un buen gestor y por lo tanto un buen empresario.

Ciertamente, la percepción del emprendedor es hoy positiva, a ello han contribuido las imágenes relacionadas con Silicon Valley de los jóvenes fundadores, que desde el garaje de su casa crearon empresas tecnológicas las cuales en pocos años han pasado ha ser valoradas actualmente en miles de millones de $ en bolsa. Ahora es el momento de entender de Lara, Areces, etc…. Antes de empresarios fueron emprendedores y que el mismo reconocimiento que tienen unos se merecen los otros.

Que nadie se confunda, la falsa adulación al emprendedor y la crítica paralela al empresario, lejos de fomentar a los emprendedores los frenará y con la pérdida de emprendedores la sociedad perderá la principal baza de dinamización y progreso económico y social.


PUBLICADO EN EXPANSION 22/03/10



lunes, 15 de febrero de 2010

PRIMERA OPORTUNIDAD


Muchos de los grandes genios murieron sin ver triunfar su sueño. Biada, el impulsor del primer tren de España se arruinó, Graham Bell si viera hoy lo que hace Steve Jobs con un teléfono se le saldrían los ojos de las órbitas. A lo largo de la historia siempre los emprendedores han tenido algo de locos incomprendidos, hoy propongo terminar con eso.

Hoy en día, más que nunca, los emprendedores estamos de moda, todo el mundo quiere hacerse una “foto” con nosotros, queda bien: gente joven, que arriesga, se sacrifica, crea riqueza y empleo para el país. Los Premios para jóvenes emprendedores proliferan como setas, pero al profundizar todo queda –excepto en honrosas excepciones- en una operación de marketing superficial.

Políticos, representantes institucionales, Presidentes de grandes compañías, todos dicen que somos el futuro, que están ahí para ayudarnos y nos animan a seguir adelante. ¿Qué necesitáis? - nos preguntan, ¿en qué os podemos ayudar?

Nosotros les decimos: Contraten con nuestras empresas, dénos una oportunidad. Ahí empiezan problemas, tenemos que estar calificados para concursos públicos, con una facturación mínima y una antigüedad de empresa, nos piden referencias, con qué grandes empresas trabajamos.. y eso, una empresa nueva que empieza, no lo tiene.

Necesitamos oportunidades. Nuestras empresas son jóvenes, sí, pero como los espontáneos del toreo o los futbolistas de la cantera, al llegar al primer equipo tenemos ganas de hacer cosas y hacerlas bien. No tenemos experiencia comercial pero sí la de haber empezado sin ningún cliente. No tenemos una gran facturación, pero somos líderes en ganas, en constancia y trabajo, nuestra referencia somos nosotros mismos y todas las personas a las que hemos involucrado en el proyecto.

Si tan importantes somos, necesitamos que se apueste de verdad por nosotros, que se nos permita concursar en licitaciones públicas, que las grandes empresas apuesten por nosotros. Si todos reservásemos una parte de la partida de compras a gente que empieza, se consolidarían muchas más empresas que ayudarían, en parte, a salir de la situación actual.

Diversos estudios ponen de manifiesto el creciente tiempo y consiguiente gasto que las empresas se ven obligadas a destinar a temas de orden administrativo. En estas condiciones, los emprendedores, que contamos con una estructura obligatoriamente ligera, no tenemos posibilidades de competir con las grandes empresas. Hay que simplificar las tramitaciones para que las empresas de emprendedores puedan participar y para que los convocantes puedan centrarse en la evaluación de las propuestas y no se pierdan en el bosque del papeleo.

Podría parecer a primera vista que mi idea es intervencionista, nada más lejos de la realidad, fomenta la competencia, abre el mercado, permite el acceso de todos a contratos y concursos.




PUBLICADO EXPANSION 15/02/10

martes, 12 de enero de 2010

NO TE CORTES, ´TÚ PREGUNTA

Vivimos tiempos de lo políticamente correcto, solo podemos asentir, la discrepancia, incluso desde la lealtad y la educación, es vista como una agresión. Cada vez más la sociedad se parece a las estructuras de los partidos donde el debate se castiga con la exclusión. El interpelante es visto con recelo, ¿Por qué retrasa mi marcha de este acto al que yo solo había venido a saludar? ¡Qué afán de protagonismo¡

Es interesante ver como han evolucionado las asambleas, juntas y eventos de toda índole, ya no hay debate, son meros espectáculos mediáticos que se organizan para transmitir una idea o concepto a la opinión pública pero hurtan el debate entre los asistentes y empobrecen en consecuencia a la sociedad. Este artículo quiere ser un canto al debate, al contraste de ideas y a la búsqueda de soluciones entre todos así como al aprendizaje de las experiencias propias y ajenas.

En los institutos, en las universidades…, los alumnos no preguntan, por vergüenza, por el temor a preguntar algo absurdo, prefieren callar aunque realmente no hayan entendido la lección o les hayan surgido dudas.

En cualquier congreso, conferencia a las que vamos habitualmente con políticos, empresarios o especialistas en alguna materia, en general no se pregunta, nadie se atreve a discrepar de la opinión del ponente por los mismos temores por los que no preguntan los niños.

Si no damos nuestra opinión en público, si no somos capaces de explicar nuestras inquietudes, nos pasarán dos cosas :
1. Perdemos la legitimidad para criticar en privado
2. Se pierde una gran oportunidad de escuchar esa interesante opinión, esa otra forma de ver las cosas, quizás el inicio del cambio de una forma de actuar.

En la medida en que no seamos capaces de decir lo que pensamos en público, perderemos el derecho a vivir de la queja continua, y no estaremos ejerciendo la responsabilidad que todos tenemos en la sociedad. Actuemos, demos nuestra opinión, preguntemos.

El debate enriquece, el cuestionarlo todo, si no es para paralizar la toma de decisiones, sino para analizar desde diferentes prismas ha de ser bienvenido. Es consabido, vivimos tiempos de dificultad, casi nada de los que hacíamos hace poco más de un año es válido ahora para conquistar la continuidad en primera instancia y el futuro de nuestras empresas. Seamos pues personas abiertas a nuevos enfoques, pidamos a nuestros colaboradores creatividad, no tengamos miedo a la crítica, huyamos del peloteo y del halago gratuito.

No lo duden, el escepticismo en positivo, el open mind es algo que a día de hoy nos conviene individualmente pero también como colectividad. Desde la oficialidad y lo institucionalizado no se crean nuevas corrientes, no se abren nuevas vías.

Arriesgar no equivale a ser pródigo, apostar no es un todo o nada. Los valientes no son incautos ni obligatoriamente poco precavidos.