jueves, 13 de junio de 2013

RETORNO DEL TALENTO

Desde antes del inicio de la crisis, expertos, docentes, políticos… todos coincidían en la necesidad de que los jóvenes debían tener experiencias profesionales fuera de nuestras fronteras. Ésta ha sido una preocupación importante para la Unión Europea, la cual ha invertido mucho dinero en programas de becas (Leonardo, Faro, Argo, ICEX...) con el objetivo de fomentar este tipo de intercambios laborales.  
Lamentablemente, los jóvenes españoles no habían tenido este tipo de inquietudes hasta hace poco y por eso se insistía tanto en la necesidad de que viajaran y pudiesen volver con una visión más amplia de cara a un futuro profesional.
En la actualidad, las experiencias laborales en el exterior están aumentando de una forma forzosa como consecuencia de la crisis económica y la falta de ofertas laborales en nuestro país. Sorprendentemente, lo que antes era una necesidad imperiosa, ahora es percibido por todos como una maldición y el hecho de que nuestros jóvenes viajen para crecer profesionalmente nos parece perjudicial por el riesgo a que no regresen.
Bajo mi punto de vista, el que la gente salga a trabajar fuera conlleva muchos aspectos positivos, ya que la probabilidad de que vuelva más formada, con más experiencia y más capacidad es muy elevada, fundamentalmente por tres razones:
La figura de la familia y el vínculo materno están mucho más desarrollados en nuestra cultura que en el resto del mundo occidental y eso hará que muchos jóvenes intenten volver para formar una familia en su país de origen y cerca de los suyos.
La calidad de vida que se tiene en nuestro país, donde se vive mejor que en cualquier otro sitio, (recordemos que Barcelona, año tras año, es la ciudad preferida para trabajar y vivir por los directivos europeos) también podrá ser un motivo para volver.
La cultura de propiedad de inmueble, tan arraigada en nuestro territorio y poco común en muchos otros lugares del mundo, hará que algunos jóvenes regresen al tener aquí una propiedad, ya sea de compra o heredada.
Soy consciente que la mayor inversión que hace el Estado en cada individuo es en educación, y no es bueno que el talento se nos vaya (lo que muchos llaman “fuga de cerebros”), sin embargo pienso que en un futuro no muy lejano gran parte de ese talento volverá con mejor preparación y mejores ideas para hacer, de este, un país más competitivo y próspero.

Cristian Rovira
Vicepresidente Grupo SIFU

Publicado en Expansión - 13/06/13


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