viernes, 15 de julio de 2016

RESPONSABILIDAD SOCIAL COMPETITIVA


Alimentos de km 0, coches eléctricos, cosméticos ecológicos, turismo sostenible… cada vez más, los consumidores tienden a comprar valores y no productos. Nuestra sociedad ha empezado a exigirle a las empresas y a los gobiernos un comportamiento ético, premiando a las firmas que son competitivas en calidad y en precio, pero también en valores compartidos por el conjunto de la sociedad. Y es que para poder contar con todos estos elementos y encajar dentro de los nuevos criterios del consumidor, cada vez más las empresas tienden a generar o transformar su producto haciéndolo responsable y competitivo.

El término “Responsabilidad Social Competitiva” engloba esta nueva generación de empresas en las que, a diferencia de la habitual Responsabilidad Social Empresarial (RSE), se crea el negocio desde el primer momento situando el factor social como factor diferencial, pero sin perder nunca de vista la rentabilidad. En esta línea, el producto o servicio debe generar valor social por sí mismo y, desde el primer día, cada euro invertido debe contribuir a crear un mundo mejor. Las empresas socialmente competitivas son, por lo tanto, compañías que consiguen generar negocio con el factor social como elemento competitivo, convirtiéndolo en la clave de su éxito.

La filantropía, entendida como las acciones en beneficio de la sociedad sin retorno para su promotor, mueve entre el 2 y el 3% del PIB mundial. El sector público, por su parte, representa una media del 20%. Es sin embargo, el sector privado, con casi el 80% del PIB mundial, el gran motor capaz de cambiar el mundo, creando negocios sostenibles, rentables y replicables en cualquier lugar. Así, la empresa socialmente competitiva es un activo fundamental para construir un modelo económico sostenible a la par que competitivo.

A diferencia de lo que muchos puedan pensar, la Responsabilidad Social Competitiva es un modelo empresarial completamente transversal, que sirve para cualquier tamaño de empresa y para cualquier sector. Son empresas que aúnan una excelente gestión empresarial con el factor social o medioambiental, compañías que sitúan la responsabilidad social en su ADN y no dependen de tener grandes ingresos para crear un departamento de RSC, pero sobre todo, son empresas que utilizan este factor social para diferenciarse de la competencia y ser más competitivas.

Grupo SIFU, el proyecto al que me incorporé hace más de 20 años, es el ejemplo más cercano.  Gracias a un modelo de negocio basado en la integración socio-laboral de personas con discapacidad, en 23 años la compañía ha logrado superar los 4.000 trabajadores –un 85% de los cuales tiene algún tipo de discapacidad- y posicionarse como una de las principales empresas especializadas en Facility Services con presencia en todas las comunidades autónomas. Además de por su contribución a la sociedad, un crecimiento así solo es posible gracias a la prestación de servicios competitivos y de calidad. En la misma línea, encontramos empresas socialmente competitivas en todo tipo de sectores: Triodos Bank es un banco pequeño pero conocido y rentable, que solo invierte en productos sostenibles; otro ejemplo es Veritas, una cadena de supermercados con productos 100% ecológicos, o Som Energia, una empresa eléctrica que solo comercializa con energías renovables.  

La ‘Generación Millennial’ ha demostrado ser una generación preocupada por conseguir una sociedad más justa y sostenible, pero no por ello han dejado de ser consumidores exigentes. Ellos, los consumidores del futuro, premiarán a los negocios sostenibles y sociales, y requerirán al mismo tiempo productos competitivos en calidad y en precio.

Cristian Rovira, autor del libro Responsabilidad social competitiva y Vicepresidente de Grupo SIFU.

Para ver el artículo en formato digital, ver :
http://www.cateconomica.com/Articulo/Responsabilidad-Social-Competitiva

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